I. PENSAR. ¿QUÉ ES?. FACULTAD QUE DIGNIFICA AL HOMBRE Puede entenderse, como:
Adoptar una actitud mental de reflexión o meditación sobre algo, poniendo en juego las facultades intelectuales para deducir o inferir, arribar a conclusiones y tomar decisiones hacer generalizaciones, formar una intención o propósito, identificar o precisar objetos o hechos e incluso, realizar una operación mental.
Ahora bien, el ser humano es una expresión psíquico-mental integral; no se concibe el pensar desvinculado de algún tipo de emoción o sensación, antes o después del acto de pensar; precisando, por otra parte, que sobre el pensar, no sólo tenemos el derecho, sino de ejercerlo libremente.
Y es en virtud de esa libertad que podemos pensar, a veces, con manifiesta ansiedad o entretenidamente, dejando que nuestra mente vague por el mundo del saber, sobre las cosas, el hombre y aun sobre sí mismo.
El pensamiento pule y afina nuestra mente y según la intensidad y persistencia en su ejercitación hace de la mente del hombre una mente cultivada, lo perfecciona y fortalecerla lleva al hombre a ser más cuidadoso y prevenido, comprensible e ingenioso; y eso nos permite encaminarnos a los valores elevados, es decir, a obrar bien y afrontar las dificultades o reveses de la vida con mayor seguridad y firmeza, de proceder de esa manera nos aleja de los valores bajos, sentimientos innobles o acciones ineficaces, que denigra o convierte al hombre en espíritu pobre. Razón tuvo el filósofo francés Blas Pascal al decir: “Las cogniciones o pensamientos son el don divino del creador”. Y agrega, “la dignidad del hombre se basa únicamente en su capacidad de pensar”.
II. PENSAMIENTO CONCRETO Y ABSTRACTO
El hombre cultiva dos tipos de pensamiento: Concreto y abstracto.
Concreto o base del sentido común de la vida.- Se aplica una idea o razonamiento a casos concretos, individuales o particulares tal como se dan en la realidad. Constituye lo mínimo que se necesita para desenvolverse y aún sobrevivir; no hay cambio trascendente, siempre es lo mismo o mejor dicho son las cosas que se hacen por sentido común.
Ejemplos: Tengo que comer para sobrevivir; miro la calle a uno y otro lado antes de cruzar, debo arroparme para protegerme del frío, la roca es dura, etc. Todas ellas tratan de expresiones o acciones de sentido común.
El pensamiento concreto también lo tienen los animales.
Abstracto o base del progreso humano.- Es lo más elevado, está por encima del sentido común. Y generar cambios transcendentales.
Este pensamiento facilita deducir o inferir, crear, hacer generalizaciones, elaborar conceptos o universales; lleva o permite al hombre al constante progreso individual o social y finalmente de la humanidad.
El progreso, al que llega el hombre, es incalculable y lo es así, gracias al pensamiento abstracto.
El desarrollo de la ciencia, filosofía y tecnología es una manifestación evidente del cultivo de la abstracción. Y marca la diferencia o distancia sustancial entre el hombre y los animales no racionales.
Social y culturalmente el hombre de hoy, no es, por eso, el mismo del pasado. Tal cosa no sucedería si tuviera sólo pensamiento concreto, el hombre sería siempre el mismo, tal como sucede con los animales no hombres. Estaría estancado como hombre primitivo.
III. SUSTENTO BÁSICO DEL PENSAR
Iniciemos con otra pregunta ¿Dónde está el secreto del sustento de esta excepcional facultad de pensar?
El sustento está en la estructura del cerebro. El hombre al nacer tiene 26 trillones de células, de las cuales 15 mil millones corresponden a las células cerebrales o neuronas.
Esta cantidad de neuronas la tenemos al nacer, ni una más ni una menos.
El cerebro se desarrolla rápidamente hasta los cinco años, muy lento hasta los 20 años.
Ahora bien, cada día perdemos entre mil a cien mil neuronas y está calculado que a lo largo de la vida perdemos entre uno a dos mil millones de neuronas.
Las neuronas se pierden por varias causas: traumas, accidentes cerebrales, descuidos, generalmente, alimenticios.
Estas células no son recuperables, por lo siguiente:
a) Si se dañan no son regenerables.
b) Si se mueren, se pierden de una vez, no son recuperables.
c) No se dividen para renovar las pérdidas de otras neuronas al ser dañadas o que mueren.
d) La pérdida de las neuronas corresponde a un mínimo porcentaje del total que es muy alto frente a una cantidad impresionante.
IV. PENSAMIENTO Y ACCIÓN: EJE DE LA VIDA HUMANA
Un examen del quehacer diario de nuestra vida cotidiana nos permite determinar o concluir que obramos o hacemos con facilidad algo, sin embargo, se nos hace difícil pensar.
Y no es porque el pensar sea difícil en sí mismo sino por la carencia de interés e importancia hacia tan preciada facultad mental, al no ser exigida o requerida, antes de realizar una acción; pues, generalmente pensamos poco o no pensamos pero siempre hacemos algo. Allí se explica el por qué de los errores en acciones no pensadas o no meditadas adecuadamente antes de ser realizadas; y cuantas veces luego de cometido un error, pensamos mucho mas hasta quedar absortos, y a veces, entrar en zozobra, según su gravedad ¿Por qué no se pensó antes?
Es fácil deducir entonces que el pensamiento siempre está ligado a la acción y no pocos señalan que ambos son la misma cosa. Lo que sí está comprobado, es que no hay pensamiento importante o trascendente con prescindencia de una acción de mucha significación; a eso se debe el por qué “a grandes pensamientos, grandes acciones”.
El pensar antes de tomar una decisión para una acción, facilita conservar el equilibrio entre ambos; de modo que la acción se realice con medida, es decir, sin excesos. De lo contrario, el equilibrio puede romperse y se producen los errores.
Ejemplo de un caso muy conocido:
Señor Presidente, señores congresistas “Acaba de fallecer el ex presidente de la República Dr. Valentín Paniagua Curasao”
El anuncio fue hecho en el Pleno del Congreso por el congresista Víctor A. García Belaunde, el 24 de agosto del 2006 a horas 9:30 a.m.
Fue una falsa información pues no había muerto, fue anunciada sin recoger mayores datos confirmativos, lo hizo más pensando en él como congresista o líder.
V. FACTORES QUE INFLUYEN EN EL PENSAR.
La actitud indiferente o de poco interés en pensar oportuna y adecuadamente, no es de hoy; siempre ha sucedido, variando sólo las circunstancias o según manifestaciones del tipo de personalidad. Lo confirma el filósofo alemán Martín Heidegger quien, en su obra “Qué significa pensar”, asevera “El hombre en lo que lleva de existencia ha obrado demás y pensado de menos. Ni aún ahora, a pesar de que el mundo da cada vez más que pensar”.
Lo dijo al iniciar el siglo XX cuando no se vivía todavía el mundo tecnológico de hoy en la plenitud de la época contemporánea; sin embargo, según él, el mundo de ese entonces provocaba pensar pero el hombre como siempre, seguía pensando poco o no pensaba; más obraba.
Precisemos los factores que influyen o dificultan el pensar.
A. Influencia tecnológica y quiebra social y moral de la sociedad actual.
B. Influencia de rasgos de la personalidad.
A. Influencia tecnológica y quiebra moral y social.
La época actual es más sorprendente que la época anterior por el avance inusitado de la tecnología, fundamentalmente, de la informática o tecnología de la comunicación, cuya influencia es poderosamente intensa en la vida del hombre y la sociedad, en todos los niveles sociales y culturales, y concretamente en el hombre desde la niñez hasta la adultez.
Actualmente, al parecer, se vive subyugado por la magia de la tecnología, que ha conducido al hombre a una vida apática, fácil y cómoda; vive algo así como adormecido o anestesiado; siendo así, ha renunciado a su condición de vida libre y abierta; y lo más grave, a su libre pensamiento; lo deja todo a la máquina, afectando, aún más su condición de ser pensante y creador. No hay que olvidar la sentencia: “La máquina es para hacer, el hombre para pensar”.
El hombre no puede renunciar a su condición de ser pensante, peor aún a su libertad de pensar.
¿Por qué el mundo actual da más que pensar?
Es evidente que el filósofo Alemán Martin Heidegger, se adelantó a la época que estamos viviendo, pues el mundo de hoy da mucho más que pensar que en la época que le correspondió vivir, es decir en los inicios del siglo XX. No sólo por el desarrollo asombroso e inusitado de la ciencia y la tecnología sino por el fenómeno económico – social de la globalización y por el fenómeno científico – cultural del desarrollo acelerado del conocimiento o era del conocimiento.
A ello se agrega, y esto aunque parezca paradójico, una sociedad en quiebra moral, social y jurídica por la aparición cada vez más intensa de acciones de violencia y de crímenes; parece que estuviéramos viviendo una época de criminalidad. Todo lo cual ha provocado cambios en la forma de vida, organización social, sistema de trabajo y estudio profesional, noción del tiempo, aparición de una vida deshumanizada y perturbación de la tranquilidad social.
Y es este el mundo que nos provoca pensar, y pensar, y no obstante, aún seguimos pensando poco o no pensamos; es el hombre impensante.
B. Influencia de rasgos de personalidad.
Aparte del factor fundamental constituído por el desarrollo tecnológico que ha subyugado al hombre en el mundo contemporáneo, limitando su pensar, y de la quiebra moral y social mundial, conviene precisar otros factores relacionados con rasgos de la personalidad que dificultan o limitan el pensar.
Comprende, entre otros:
a) Incapacidad para concentrarse.
La sociedad tensa de hoy, qué duda cabe, de alguna manera lleva al hombre, a tener dificultades para concentrarse, para precisar sus objetivos, y es entonces cuando elige o selecciona actividades o procedimientos inadecuados, y hasta contradictorios, incluso, incompatibles con lo que quiere conseguir o lograr, como consecuencia, precisamente de la incapacidad de concentración.
En casos extremos se trata de personas en condiciones de mente perturbada.
b) Postura dogmática.
El dogmático todo lo conoce o todo lo sabe, por lo tanto, lo expresado o dicho por él, es lo correcto y no acepta variaciones, y permanece en esa posición de principio a fin en una situación dada, aún a sabiendas de que existe o puede darse un error en su realización.
c) Comportamiento rígido
Adopta una postura inflexible, no cede a observaciones o recomendaciones y hace lo posible en sustentar o basar sus ideas en procedimientos o métodos arcaicos y viejos, pasado de época.
Carece de nuevas perspectivas, por lo que no acepta ideas nuevas y prefiere la rutina a las alternativas para mejor solución.
d) Conducta dependiente
Generalmente se trata de personas carentes de experiencia en el uso del pensar. A estas personas les cuesta esforzarse, no persisten o no buscan la claridad de las ideas, carecen de iniciativa y sienten comodidad como dependientes, sólo cumplen indicaciones.
Les hace difícil abrirse por su cuenta o deshacerse de su dependencia.
e) Personas impulsivas
Actúan de modo irreflexivo. No tienen o no se dan espacios para pensar o meditar. Sus acciones son rápidas o apresuradas, sin interesarse por otras alternativas; además, en sus acciones no deja de estar presente antojos y caprichos, a veces hasta mezquinos. Estas personas no hacen un alto en sus actividades para reflexionar, solo trotan en la vida.
Son personas aparentemente preocupadas en sus obligaciones o actividades, pero realmente son ineficaces.
VI. PREGUNTAS PARA PENSAR Y FILOSOFAR
- ¿Por qué disminuye o baja la capacidad de pensar y de memoria?
- ¿Existe alguna relación de la memoria con el Alzheimer?
¿Qué hacer para conservar siempre ágil la facultad pensante?
Autor: Heriberto Pezo Fasanando
Filósofo y docente universitario